sábado, 23 de julio de 2011

Coincidencias

  "esa cara de idiota" Capítulo 1. 
En el fondo hay cosas que nunca llegaremos a decir y nunca confesaremos, porque tenemos miedo, en realidad todos somos un poco cobardes cuando se trata de decir algo que nos importa demasiado...las cosas que importan demasiado siempre se dicen con una mirada, un gesto, una sonrisa, un beso...ese jodido beso que me volvió a sacar una sonrisa y que tras él sé y aún recuerdo esa cara de idiota que se me debió de quedar y oigo la risa que te debió de entrar por dentro si es que llegaste a ver esa cara. Te costó, sí, es cierto, déjame pensar !dos malditos años! dos años llenos de esperanzas, de ilusiones y es que para las cosas importantes nadie encuentra las palabras adecuadas. Pero tranquilo para mí, quizás para cualquier otra no, para mí fueron las palabras perfectas. Gracias por decirme ese día esa frase: “no me di cuenta de lo que tenía hasta que lo perdí”. Gracias porque aquella noche me hiciste feliz. Pero maldita sea...¡soy adicta a tus labios, a tus besos! ¿que a qué saben quieres saber? a cualquier sabor que enganche con solo probarlo con la punta de la lengua, a fresa a pica pica a chocolate, pero chocolate con leche nada del negro que es muy amargo; y a cualquier cosa que me gusta y engorda para que engañarnos. Recuerdo estar bromeando de las coincidencias que después te hacen recordar que ese día fue especial, tanto como para no olvidarlo. El día 16 de enero, en la sala 1, en los asientos 15 y 16, con tan solo 16 años...¿muy pequeña para enamorarme? no lo creo, los niños de 4 años se dicen te quiero y son felices eso también es amor ¿porque yo con  16 no puedo enamorarme, eh?. En un instante mi corazón dio un vuelco, como si te tomarás un actimel y notases a tus defensas trabajar, o como cuando Popeye se toma una lata de espinacas, apareció en la pantalla del cine tu nombre y tras él el mío, que acierto después de tanto hablarlo el elegir esa película, porque quizás si no hubiese sido por esos títulos iniciales, esa broma, esa mirada de después y esa forma de mirarme mientras mi corazón quería salirse del pecho y tras esto el beso, si ese jodido beso, quizás si no hubiese sido por esto hubiese tenido que esperar algunos minutos más para que tú decidieses hacerme la niña más feliz de toda la sala y del centro comercial en general por no escatimar en gastos. Sus ojillos ahora eran más verdes y perfectos, su pelo más suave y su perfume se iba quedando dentro de mí. Sentí su cariñó, oí latir a su corazón por lo menos a mil por hora, claro que no ganaba ni por asomo al mío que debía de hacerlo a unos dos mil por segundo. Son recuerdos que se han quedado en mí y obviamente aunque pueda sonar bastante típico son para siempre.

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